En la actualidad, la mayoría de los sistemas sanitarios son reactivos y se centran en el control de los síntomas. Hacen demasiado hincapié en las deficiencias, los trastornos, las discapacidades y los factores de riesgo, sin prestar suficiente atención a los puntos fuertes de las personas y las comunidades, las características psicosociales positivas, los factores protectores y preventivos y la promoción del bienestar. Este enfoque orientado a los trastornos puede contribuir a ampliar la brecha entre las necesidades de servicios sanitarios de la población mundial urbanizada, en rápido aumento, y la oferta de profesionales sanitarios adecuadamente cualificados. Es fundamental evaluar y potenciar las fortalezas personales de los individuos, como la resiliencia, la sabiduría, el optimismo, la compasión, la espiritualidad y el propósito en la vida, junto con las conexiones sociales positivas y el apoyo social. Hay pruebas sólidas que apoyan el valor de los determinantes psicosociales positivos de la salud, que reducen el riesgo de enfermedades mentales, mejoran el curso a largo plazo y pueden promover la recuperación en personas con enfermedades mentales graves y dolencias físicas. La prevención primaria de las enfermedades mentales puede ser operativa. Las estrategias adecuadas deben tener en cuenta las diferencias culturales, aplicando las intervenciones más apropiadas para la comunidad local. Las intervenciones pueden basarse en las similitudes biológicas de la etiopatología de las enfermedades mentales en todo el mundo, pero también en las diversas expresiones y variadas necesidades de las personas de diversas comunidades. Los recientes informes sobre una pandemia mundial de comportamiento de soledad, aislamiento social, suicidios y drogadicción apuntan a una necesidad urgente de desarrollar estrategias terapéuticas tanto a nivel individual como social para mejorar el bienestar de la población general, incluidas las personas con enfermedades mentales. Existen ejemplos potencialmente interesantes de este tipo de intervenciones, como las comunidades adaptadas a las personas mayores, las actividades intergeneracionales y las intervenciones digitales para fomentar las conexiones sociales positivas y el apoyo social, así como una salud positiva. Es importante que la medicina y la psiquiatría reduzcan su enfoque primario de las enfermedades y los factores de riesgo al bienestar y la salud con factores positivos y protectores.
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